He escuchado que nadie sabe como puede ser una experiencia hasta que
no la viva, la versatilidad de un testimonio viene de aquel que ha
vivido lo que comenta.
A veces se critica a las personas que no pueden rehacer sus vidas,
que les cuesta levantarse, que yacen con la cara abatida, y se dice,
vaya! si fuera yo, seguiría adelante, sin más ni más, pero la
experiencia me dice que no es tan sencillo.
He encontrado que lo que más nos estanca como seres humanos, no es el
dolor, no es la pena, sino la falta de perdón, no en vano se habla
tanto del perdón.
Personas que tienen sus vidas atascadas en la encrucijada del dejar
correr y dejar pasar, pues lo importante no es solo olvidar, es
perdonar. Debe haber una grandeza en esto que se comprueba al
practicarlo.
Sucede que cuando nos causan un daño y se abre una herida, esperamos
que esta falta sea restituida, y a veces esa restitución no llega, por
más que queramos o esperemos, con o sin razón, entonces enganchamos el
sentimiento de dolor a la persona que lo causo…
A veces esperamos que espontáneamente llegue el sentimiento de
perdonar, pero este se demora, y mientras, se daña algo por dentro, y
nuestra vida se transforma en un caos interior que a veces no queremos
ni saber, es allí cuando nos cuesta rehacer lo que de alguna manera se
rompió.
Lo ideal sería no esperar a que el sentimiento llegue, sino perdonar
al momento, aunque sea para nosotros mismos, aunque el otro no lo sepa.
Una vez alguien se le acerco a Jesús y le pregunto:
“Maestro, hasta cuantas veces debemos perdonar?
y él contesto: hasta setenta veces siete”, es decir, sin limites, el sabia porque lo decía, él sabia que era o es la única manera de acercarnos a la verdadera paz interior, esa felicidad cálida que permanece.
“Maestro, hasta cuantas veces debemos perdonar?
y él contesto: hasta setenta veces siete”, es decir, sin limites, el sabia porque lo decía, él sabia que era o es la única manera de acercarnos a la verdadera paz interior, esa felicidad cálida que permanece.
Cuando perdonamos, la manera de sentir cambia, vemos al otro de manera distinta, y es como si lo dejáramos ir.
Por otro lado si no nos acercamos al Padre cada día para aliviar
nuestras mochilas, para beber de esa fuente eterna de vida, será difícil
perdonar, incluso, a nosotros mismos.
Yo creo que esta vida es más grata cuando podemos desahogar las penas, confesarlas perdonando el mal sinceramente, y buscando las maneras de vivir en paz, cuando de nosotros depende buscar estar en paz, ya sea alejándonos muchas veces de aquellas situaciones que nos causan mal. Buscar la paz, lo bueno, lo justo, lo sano, la belleza, y todo aquello que de alguna manera llene nuestra alma para poder afrontar la vida.
Yo creo que esta vida es más grata cuando podemos desahogar las penas, confesarlas perdonando el mal sinceramente, y buscando las maneras de vivir en paz, cuando de nosotros depende buscar estar en paz, ya sea alejándonos muchas veces de aquellas situaciones que nos causan mal. Buscar la paz, lo bueno, lo justo, lo sano, la belleza, y todo aquello que de alguna manera llene nuestra alma para poder afrontar la vida.
Creo que es una manera de ver la vida con otra perspectiva. Ver al
hombre de la calle como ese ser humano que va cambiando conforme pasa el
tiempo, como voy cambiando yo, que tiene dolores como los tengo yo, y
que su camino puede ser empedrado igual que el mio aunque no lo parezca.
Cuando no se puede esperar a que otros cambien, aun podemos cambiar nuestra perspectiva, y aprender a perdonar.
Cuando no se puede esperar a que otros cambien, aun podemos cambiar nuestra perspectiva, y aprender a perdonar.
Eso de perdonar al momento por mi parte lo veo imposible, si confías en alguien y te traiciona puedes decirlo "de boca para afuera", pero en realidad pasarán años hasta que lo consigas...
ResponderEliminarBss.
Una reflexión muy "buenista" el perdón como la ausencia de es algo personal que cada persona lo vive como quiere o como puede, no creo en teorías generalistas, aún así buena reflexión
ResponderEliminarBonita reflexión. Me gusta mucho la frase de la foto.
ResponderEliminarA mi lo de perdonar me cuesta mucho y más si es una persona en la que tengo depositada mi confianza, pero me ha venido bien leer tu reseña, me parece una buena reflexión. Un saludo.
ResponderEliminarMuy bonita la reflexión, pero es dificil llevarla a cabo... pero en verdad debemos de perdonar, porque lo único que ganamos en sentirnos mal y esta vida es muy corta para no perdonar yo creo que la gente puede cambiar. Un beso.
ResponderEliminarBuena reflexion, pero creo que no todas las personal lo logramos.
ResponderEliminarA veces, creo que el hecho de amar nos obliga a perdonar, pero eso no va conmigo.
Creo que no nos tenemos que olvidar de la personalidad y de que cada uno tiene derecho a equivocarse, pero tambien dependiendo de la manera.
El post esta interesante, pero como siempre, cada personalidad y persona es un mundo.
Besos.
Hace mucho tiempo que aprendi a perdonar y fue una de las mejores cosas que he hecho en mi vida, limpiar la vida de rencores es descargar la mochila para que quepa el amor.
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