jueves, 30 de junio de 2016

El Arbol de la Amistad





Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.



Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, más otras... apenas vemos entre un paso y otro.



A todas las llamamos Amigos y hay muchas de ellos.



Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mama que nos muestra lo que es la vida.



Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.



Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.



Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, del corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuándo no estamos bien, saben lo que nos hace feliz. Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces... es llamado un amigo enamorad. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.



Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.



Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que, están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.



El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.



Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.



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jueves, 23 de junio de 2016

La leyenda del verdadero Amigo


 
Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. 

El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
 
"HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGO UNA BOFETADA EN EL ROSTRO."
 
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse.
 
El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.
 
Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
 
"HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVÓ LA VIDA."
 
Intrigado, el amigo preguntó:
 
"¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?"
 
Sonriendo, el otro amigo respondió:
 
"Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo." 



martes, 14 de junio de 2016

La vida



Hoy me puse a pensar la importancia que no le damos a la vida, cuando ésta sin querer nos quita cosas, pensamos que es injusta y olvidamos que sin ella no seríamos quienes somos. 

Todos estamos llenos de momentos felices y nos sentimos morir cuando algo se termina. 

La felicidad llega en cualquier momento, todo en el mundo se termina, hasta lo más hermoso, hasta lo más molesto y doloroso. 

A veces nosotros pensamos que estar solos es el fin de la vida y no nos damos cuenta que a veces la soledad nos ayuda a encontrar respuestas que no estaban. 

¿Por qué cuantas veces estamos acompañados de mucha gente y en realidad nos sentimos solos?. 

El amor tiene un millón de vueltas, a veces nos sorprende y nos da felicidad y a veces se transforma en lo peor que hay y nos da el peor de los sufrimientos.

Pensando todo esto , crecí un poquito mas, aprendí a sonreír un poco mas y a ver la realidad tal cual como es, pero sobre todo pude darme cuenta que no sirve de nada el ORGULLO cuando existe la AMISTAD y el AMOR, que no sirve LLORAR cuando un amor se va, que no vale la pena aprender a CALLAR y que si sientes algo por alguien..... díselo, no te calles, pero díselo hoy, porque mañana puede ser demasiado tarde, y que no existen FRONTERAS cuando nos sentimos vivos y que la DISTANCIA no es importante cuando existe AMOR verdadero y que si de verdad queremos algo o a alguien debemos LUCHAR por conseguirlo y nunca rendirnos. 

También me di cuenta de que deberíamos hacer mas caso a nuestro CORAZON, a nuestra voz interior y no hacer caso a lo que digan los demas.

Nos pasamos media vida haciendo cosas con las que no estamos de acuerdo, a veces pensando mas en los demás que en nosotros mismos. 

Y esta bien pensar en el bienestar de los demás,
pero ............ ¿que pasa con lo que verdaderamente
queremos nosotros?...




martes, 7 de junio de 2016

El Perdon



He escuchado que nadie sabe como puede ser una experiencia hasta que no la viva, la versatilidad de un testimonio viene de aquel que ha vivido lo que comenta.
A veces se critica a las personas que no pueden rehacer sus vidas, que les cuesta levantarse, que yacen con la cara abatida, y se dice, vaya! si fuera yo, seguiría adelante, sin más ni más, pero la experiencia me dice que no es tan sencillo.
He encontrado que lo que más nos estanca como seres humanos, no es el dolor, no es la pena, sino la falta de perdón, no en vano se habla tanto del perdón.
Personas que tienen sus vidas atascadas en la encrucijada del dejar correr y dejar pasar, pues lo importante no es solo olvidar, es perdonar. Debe haber una grandeza en esto que se comprueba al practicarlo.
Sucede que cuando nos causan un daño y se abre una herida, esperamos que esta falta sea restituida, y a veces esa restitución no llega, por más que queramos o esperemos, con o sin razón, entonces enganchamos el sentimiento de dolor a la persona que lo causo…
A veces esperamos que espontáneamente llegue el sentimiento de perdonar, pero este se demora, y mientras, se daña algo por dentro, y nuestra vida se transforma en un caos interior que a veces no queremos ni saber, es allí cuando nos cuesta rehacer lo que de alguna manera se rompió.
Lo ideal sería no esperar a que el sentimiento llegue, sino perdonar al momento, aunque sea para nosotros mismos, aunque el otro no lo sepa.
Una vez alguien se le acerco a Jesús y le pregunto:

 “Maestro, hasta cuantas veces debemos perdonar?

 y él contesto: hasta setenta veces siete”, es decir, sin limites, el sabia porque lo decía, él sabia que era o es la única manera de acercarnos a la verdadera paz interior, esa felicidad cálida que permanece.
Cuando perdonamos, la manera de sentir cambia, vemos al otro de manera distinta, y es como si lo dejáramos ir.
Por otro lado si no nos acercamos al Padre cada día para aliviar nuestras mochilas, para beber de esa fuente eterna de vida, será difícil perdonar, incluso, a nosotros mismos. 

Yo creo que esta vida es más grata cuando podemos desahogar las penas, confesarlas perdonando el mal sinceramente, y buscando las maneras de vivir en paz, cuando de nosotros depende buscar estar en paz, ya sea alejándonos muchas veces de aquellas situaciones que nos causan mal. Buscar la paz, lo bueno, lo justo, lo sano, la belleza, y todo aquello que de alguna manera llene nuestra alma para poder afrontar la vida.
Creo que es una manera de ver la vida con otra perspectiva. Ver al hombre de la calle como ese ser humano que va cambiando conforme pasa el tiempo, como voy cambiando yo, que tiene dolores como los tengo yo, y que su camino puede ser empedrado igual que el mio aunque no lo parezca. 

Cuando no se puede esperar a que otros cambien, aun podemos cambiar nuestra perspectiva, y aprender a perdonar.

miércoles, 1 de junio de 2016

Somos lo que somos




Somos lo que somos en gran medida por aquellos que están a nuestro lado. Aquellos que de una u otra forma nos van moldeando. Y es un asunto sobre el cual no pensamos o nos damos cuenta. 

Creemos que somos algo por nosotros mismos y olvidamos los desvelos de una madre, las críticas de un padre que aunque toscas son como una lija que trata de pulir esas partes mal trechas que tenemos.

Es en la adultez cuando uno aprende la importancia de aquellas palabras tan repetidas, y que quizá por la forma en que eran dichas eran rechazadas. No todos tienen la misma sutileza para decir las cosas. Ni todos la nobleza para aceptarlas.
Luego son las amistades quienes se acercan y van también colaborando en múltiples formas a ser lo que somos. Nos ayudó desde el maestro que con insistencia procuraba que aprendiéramos ese algo que nos daba, ese compañero herido que reclamo por alguna falta cometida, y son ellos los que seguían con esa lija en la mano, puliendo la piedra tosca que se duele al quitarle esas partes rusticas.
Después será el compañero o compañera de vida quien seguirá cada día tratando de lijar más la piedra, luego un hijo quizás… Pero en fin son los otros los que nos muestran una realidad que no podemos mirar en el espejo, nadie se ha visto a sí mismo en verdad como lo ve otro.
Es bueno aceptar de vez en cuando esa lija que busca pulir, ese amigo, amiga, padre, madre, pareja, hijo. Aun sin saberlo terminamos siendo lo que somos en gran parte gracias a ellos.
Son otros los que nos van moldeando, nos van puliendo no solo con lijas también con la delicadeza de una palmada en la espalda, una sonrisa, una mirada, unas palabras de preocupación, unas palabras de aliento, un silencioso aquí estoy para ti.
Cuánto hay que dar gracias cada día por todo lo recibido desde la infancia, quizá es poco lo que retribuimos si nos damos cuenta.